En esta zona, los tejados inclinados no son solo un estándar estético, sino una exigencia reglamentaria impuesta por el plan local de urbanismo.

Fue la calidad arquitectónica del proyecto lo que permitió obtener una exención y, por tanto, el permiso de construcción. El proyecto prevé la construcción de una casa de 254 m2 en una parcela de 1.258 m 2. El edificio consta de un sótano que alberga el aparcamiento, una planta baja y una planta.

La casa reivindica una escritura arquitectónica contemporánea, con un tejado-terraza plano, velando por una inserción armoniosa en su entorno y por un impacto visual controlado. La volumetría, simple y depurada, ha sido cuidadosamente estudiada: se organiza en torno a dos volúmenes rectangulares orientados norte-sur, ligeramente desplazados uno respecto al otro, lo que permite fragmentar la masa construida y aligerar la percepción desde el espacio público.

Implantada en una parcela ligeramente inclinada hacia el sur, la casa se abre ampliamente sobre el valle y los paisajes agrícolas circundantes. Un gran ventanal y un espacio de doble altura estructuran el interior, ofreciendo perspectivas transversales y una luminosidad generosa en el corazón del volumen habitado.